DEBORA PROFETISA MUJER DE LAPIDOT. EL 4to. JUEZ Y UNICA MUJER JUEZ DE ISRAEL.
Débora (en hebreo דְּבוֹרָה, ‘abeja’) era una profetisa y el cuarto
Juez (además única mujer Juez de Israel) del Israel premonárquico del
Antiguo Testamento (Tanaj). Su historia se cuenta dos veces en
los capítulos IV y V del Libro de los Jueces. El primer relato es
en prosa, narrando la victoria de las fuerzas israelitas dirigidas
por el general Barak, a quien Débora provocó pero profetizó
que no lograría la victoria final sobre el propio general cananeo
Sisera. Tal honor correspondió a Jael, la esposa de Heber, un
cineo fabricante de tiendas. Jael mató a Sisera clavándole una
DEBORA: UNA MUJERE QUE TRAJO
UNA NACION COMPLETA DE NUEVO A DIOS.
CONOCIDA COMO MADRE DE ISRAEL.
"Las aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído,
hasta que yo Débora me levanté, me levanté como madre en
Israel." (Jueces 5:7)
La sorpresa de una mujer.
La inferioridad de la mujer en el pueblo de Israel era similar a la de
otros pueblos y otras épocas. Su testimonio no era válido frente a
un tribunal. Su palabra no era de fiar. Sin embargo, como siglos
más tarde reconocerá Pablo: “Dios ha elegido lo que el mundo tie-
ne por necio, con el fin de avergonzar a los sabios; y ha escogido
lo que el mundo tiene por débil,para avergonzar a los fuertes. Dios
ha elegido a la gente común y despreciada; ha elegido lo que no es
nada para rebajar a lo que es” (1Cor. 1,27-28). Siguiendo su lógi-
ca, Yahvé hace surgir una “sorpresa” en la historia de su pueblo.
Esa sorpresa se llama Débora. Una mujer que sentada bajo una
palmera resolvía los pleitos que le presentaban los israelitas. Vivía
en la tierra de Efraín, lejos de los centros de poder.
Débora tiene una visión y llama a Barac para que dejando en ridí-
culo a los cananeos, los israelitas vuelvan al camino de Yahvé que
habían abandonado. Barac se niega a hacer nada si Débora no va
con él. Es así como una mujer se convierte en Juez y Profetisa del
pueblo de Israel, en contra de todas las tradiciones, en un mundo
donde los varones tenían todas las responsabilidades sociales y re-
ligiosas, pero en fidelidad al estilo de actuar de Yahvé. Ella convo-
ca a las tribus de Israel para emprender una guerra contra Yabín,
el rey cananeo, y Sísara, capitán de su poderoso ejército. La inter-
vención de Yahvé da la victoria a las exiguas tropas que comanda-
ban Débora y Barac. El general Sísara encuentra una violenta e im-
presionante muerte a manos de una mujer.Como consecuencia el
país tuvo paz durante cuarenta años.
DEBORA 4to. JUEZ DE ISRAEL
Un caso único.
Ni antes ni después de Débora encontramos en la Biblia el caso de
otra mujer a la que acudieran los hijos de Israel, reconociendo su
autoridad. Y no acudían para pedir consejo, acudían para someter-
se a juicio. Alguien que ni siquiera podía ser testigo se convierte en
Juez. Ejerce un liderazgo que no se repetirá por parte de ninguna
mujer a lo largo de la historia de Israel. Los varones “recuperarán”
pronto su supremacía. El caso de Débora fue único, ¿Dónde esta-
ba su “secreto”? Quizás nos dé una pista el apellido que se le atri-
buye: Hanevi, que significa profetisa. Los profetas eran personas
capaces de conocer el corazón de Dios y trasmitir al pueblo el pro-
yecto de Yahvé. De ahí nace su liderazgo frente a quienes ejercían
algún tipo de poder social, político o económico.
DEBORA Y BARAC:
LA OPRESION DE LOS CANANEOS.
Después de la muerte de Josué siguió para el pueblo de Israel un
período de desorganización,discordia entre tribus y un retorno a la
adoración de dioses hechos de madera y piedra. Israel olvidó el
verdadero Dios que los había librado de la cruel esclavitud, los au-
xilió en el desierto, y los trajo a morar en una tierra placentera. Se
les había mandado no adorar a otro dios y por esta desobediencia
Dios los entregó en poder de sus enemigos.
Pero cuando ellos clamaron al Señor, " Yavé levantó jueces que
los librasen" (Jueces 2:16).Estos héroes nacionales fueron llamados
algunas veces "libertadores," y de la mayoría se dice que "juzgaron
a Israel" por un cierto número de años. Es obvio que esto imparte
un nuevo significado a la palabra "juez," es decir, el de un líder en
batalla y un gobernante en tiempo de paz. También fueron más que
líderes y gobernantes, puesto que fueron comisionados por el Espí-
ritu Santo de Dios para la liberación y preservación de Israel hasta
el establecimiento del reino.
http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__P66.HTM
Débora, una profetisa, apareció por el año 1125 antes de Cristo.
Tenía su sede entre Ramá y Betel, donde el pueblo de Israel venía
a consultarla en relación con sus diferencias tribales y problemas
familiares. Así que ella era un juez en el sentido no militar de la pa-
labra, y es probable, debido a su prestigio como profetisa y juez,
que el pueblo había recurrido a ella en las circunstancias a las que
estaban reducidos bajo la opresión de Jabín. Sísara era el coman-
dante de la fuerzas armadas de Jabín, rey de Canaán, en cuyo po-
der Dios había entregado a Israel. Su cruel opresión había durado
veinte años cuando Débora fue comisionada por el Espíritu Santo
para que enviara por Barac, hijo de Abinoam, quien residía a unos
150 kilómetros al norte del campamento de Débora, en Cedes de
Neftalí.
"¿No te ha mandado Yavé Dios de Israel?" "Y yo atraeré...a Sí-
sara...y lo entregaré en tus manos." Este mandato y promesa de
parte del Señor no fue suficiente para animar a Barac, con los hom-
bres de Israel, para atacar a Sísara, sin la presencia de Débora: "Si
tú fueres conmigo, iré, pero si no fueres conmigo, no iré."
¿Percibía Barac que Débora era el vínculo vital entre él mismo y
Dios? Su propia fe debería de haber sido suficientemente fuerte
como para confiar en la promesa de Dios; sin embargo, obviamen-
te necesitaba apoyo tangible así como nuestra fe con demasiada
frecuencia lo necesita. Débora, accediendo a acompañarlo en la
batalla, previno a Barac que su debilidad de fe resultaría en que la
gloria y el honor se pasarían a una mujer.
Sísara encotró su destino en manos
de Jael esposa de Heber el Ceneo.
La batalla se realizó en el valle de Jezreel, diciendo Débora a Ba-
rac cuando lanzar la ofensiva, el día en que el Señor entregaría en
manos de los israelitas a Sísara y su ejército. Sísara, reconociendo
su derrota, abandonó sus carros y caballos y huyó a pie hasta el
campamento de Heber el ceneo, quien se había separado de su tri-
bu y estaba habitando en Cedes. Allí encontró Sísara su destino a
manos de Jael, esposa de Heber. Así, Barac encontró que Sísara
había sido muerto por una mujer con una estaca y un martillo. ¡Có-
mo deben de haber sonado en los oídos de Barac las palabras de
Débora: "En mano de mujer venderá Yavé a Sísara." "Y la mano
de los hijos de Israel fue endureciéndose más y más contra Jabín
rey de Canaán, hasta que los destruyeron." (Jueces 4:24)
El canto de Débora y Barac: Preludio
En el canto de triunfo de Débora vemos una vívida descripción de
la vida del pueblo de Israel bajo la opresión de Jabín: "Quedaron
abandonados los caminos," y los que viajaban por el país "se apar-
taban por senderos torcidos." La gente de las aldeas entraba en las
ciudades para mayor protección "hasta que yo Débora me levanté,
me levanté como madre en Israel." Esta mujer fiel vino a ser el es-
tímulo para la fe de Barac, habilitándolo para derrotar a los opre-
sores de Israel, con el cumplimiento de la promesa de Dios. "Y la
tierra reposó cuarenta años." Aunque la fuerza de Débora fue el
apoyo para la debilidad de Barac, es el nombre de Barac el inclui-
do en la lista de hombres y mujeres fieles en Hebreos 11: "¿Y qué
más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de
Barac..." Pero, ¿qué más grande homenaje podría recibir Débora
que el de ser conocida para siempre como "madre de Israel"?
Debora Profetisa y 4to. Juez de Israel.
Actualmente muchas mujeres claman por la llamada liberación de
su sexo. La mujer sabia se dará cuenta de que ella tiene mucho po-
der para manejar los sucesos presentes y futuros. La madre tiene
a su cargo el entrenamiento del niño durante la mayor parte de sus
años de formación, y la esposa puede ayudar a sostener y guiar a
su esposo. ¿No formó Dios a Eva como compañera? Una mujer
que confía en el Señor no se fía de su propio entendimiento, sino
que reconoce a Dios en su vida diaria, permitiéndole dirigir su ca-
mino. Ella será,como Débora antes que ella, guía, consejera y apo
yo para su esposo e hijos y para la comunidad en que vive, siem-
pre lista con la mano auxiliadora y la palabra amable, un soporte
para los débiles en la fe, una madre en el Israel espiritual.
Campo de Batalla
Nadie menosprecie el papel asignado a la mujer; aunque primera
en la transgresión, ella ha sido redimida. Las Escrituras nos descri-
ben algunas mujeres cuya fe superó o complementó la de los hom-
bres. En estos últimos días trabajemos juntos hombres y mujeres
en el Señor para el engrandecimiento de la gloria de Dios; porque
esta será nuestra tarea conjunta en el reino venidero. Si no traba-
jamos juntos ahora, tampoco lo haremos entonces. Todos somos
uno en Cristo Jesús.
Traducido por Nehemías Chávez Zelaya
Mujeres de la Biblia
Publicado por la Misión Bíblica Cristadelfiana
y de fuentes varias en la red.
Yael (Jael)
La batalla de liberación conducida por Déborah fué completada con la intervención de otra mujer, Yael. Mientras Déborah es intachable y vista como una heroína porque en ella no se halla ningún comportamiento cuestionable, Yael en cambio puede ser considerada una traidora como Rahav, una engañadora como Tamar y Rivkah (según los parámetros conformistas). Pero ella sabía de qué parte debía estar, y con quién estaba el Señor.
Y Hever el Kenita de los hijos de Hovav cuñado de Mosheh, se había apartado de los Kenim, y puesto su tienda hasta el valle de Tzaanannim, que está junto a Kedesh… Sísara escapó a pie a la tienda de Yael mujer de Hever el Kenita; porque había paz entre Yabín rey de Hatzor y la casa de Hever el Kenita. Y saliendo Yael a recibir a Sísara, le dijo: «Ven, señor mío, ven a mí, no tengas temor». Y él vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con una manta. Y él le dijo: «Ruégote me des a beber un poco de agua, que tengo sed». Y ella abrió un odre de leche y dióle de beber, y lo cubrió de nuevo. Y él le dijo: «Estáte á la puerta de la tienda, y si alguien viniere, y te preguntare, diciendo: ¿Hay aquí alguno? tú responderás que no». Y Yael, mujer de Hever, tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, vino a él calladamente, y metióle la estaca por las sienes, y enclavólo en la tierra, pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió. Y siguiendo Barak a Sísara, Yael salió a recibirlo, y le dijo: «Ven, y te mostraré al varón que tú buscas». Y él entró donde ella estaba, y he aquí Sísara yacía muerto con la estaca por la sien.
(Jueces 4:11,18-22)
(Jueces 4:11,18-22)
Jueces 4 - Débora y Barac derrotan a Sísara
Débora y barac (1)
Débora y barac (2)
Vista aerea del Campo de Batalla
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