Saturday, October 8, 2011

11 DE OCTUBRE FIESTA DE LA MATERNIDAD DIVINA DE LA BIENAVENTURADA SIEMPRE VIRGEN MARIA. PARTE 3 DE 4.

11 DE OCTUBRE FESTIVIDAD DE
LA MATERNIDAD DIVINA DE MARÍA
LA MATERNIDAD DIVINA DE MARÍA
Padre Ceriani: Sábado 10 octubre 2009
(por Radio Cristiandad)
El Arcángel San Gabriel cumplió ya con su embajada y aguarda la respuesta de la Virgen llena de gracia.
Y María dijo: «He aquí la esclava del Señor; hágase
en mí según tu palabra». Y el Ángel se retiró.

Henos aquí llegados a la cumbre de los misterios de la vida de la Virgen Santísima, al gran arcano de su Maternidad. Y lo que hace medir toda la grandeza de este misterio de la Maternidad Divina de María es el soberano designio de la Reparación del género humano y de la unión de Dios con su obra. Admiremos cómo en este divino coloquio se eleva María a la altura del misterio que va a realizarse en Ella.

El Ángel le habla tres veces, y tres veces le respondió; y por cada una de las respuestas se eleva a la fe y a la inteligencia de este gran arcano.

Primeramente el Ángel la Saluda y alaba; y Ella responde con su turbación, es decir con su  humildad, fundamento  en  ella de todas las operaciones divinas.El Ángel le anuncia luego su Divina Maternidad y los grandes  destinos  del Hijo a quien debe dar a luz, y Ella no por esto se deslumbra; recibe  este  anuncio, más extraordinario queel primero, con una calma de fe que hace resaltar la turbación primera de su humildad: fe razonable e inteligente, como lo manifiesta la explicación que  Ella pide, según la medida que conviene al testimonio de su Virginidad y a la necesidad de su cooperación.
El Ángel le da esta explicación, aun más prodigiosa que la cosa anunciada, y María no pide más: al punto ha conocido y admitido todo; da su consentimiento con una presteza  de humildad y de fe igual a la alteza del misterio,y cuyo precio realza la única pregunta que ha hecho. Si no hubiera hecho esa pregunta, hubiéramos  podido dudar de su inteligencia del misterio; si hubiera hecho otras, hubiéramos podido dudar de su fe. Pero ésta, al  mismo tiempo que es ilustrada por la explicación, es  tanto  más  profunda por el asentimiento, cuanta es la alteza que esa explicación da al Misterio.
 
Y el Arcano se  verifica al momento, y el Verbo se hace carne, mediante al acceso a las entrañas purísimas que le da la Virgen con su fiat. Lo cual queda admirablemente expresado por ese desenlace de la escena de la Anunciación: «y el Ángel se retiró» Se retiró para hacer lugar al mismo Dios…El «hágase» de  la  esclavitud  de María es expresión práctica de su omnipotencia: apenas pronunciado, el Espíritu Santo la cobijó  con su sombra  y llevó a cabo la obra de la Encarnación; en  aquel  momento se efectuó lo de «el Verbo se hizo carne» y comenzó a habitar entre nosotros.
Fiat…¡Oh palabra de poder inmenso! La pronuncia la omnipotencia divina, y brotan de la nada las cosas; la dice María en el abismo de su humildad,y opera más maravillas aún que el Creador. Aquel fiat saca de la nada las criaturas; este fiat saca al mismo Dios de su Cielo, de su eternidad, para que, sin dejar de ser Dios, comience a ser hombre. En ese instante, María  Santísima  queda convertida en verdadera Madre de Dios. Desde  ese  momento, Dios está en María, no en imagen, no con su gracia, sino  con  su misma Persona divina. Los dos grandes y admirables efectos del consentimiento de María fueron, por una parte, la producción de Jesucristo, Dios y hombre; y por otra parte, la sublime e incomparable dignidad de Madre de Dios que desde entonces adquirió María Santísima. Hasta  aquel momento no era más que Virgen; por la Encarnación, hácese Virgen Madre, Madre de Dios.
 
En el año 1931, al celebrar el decimoquinto centenario de la proclamación  dogmática de la Divina Maternidad de María, llevada a cabo por el Concilio de Éfeso, el  Papa Pío XI determinó que esta fiesta se celebrara  en  todo  el orbe católico con gran solemnidad el día 11 de octubre; para  lo  cual  se  compuso  un precioso Oficio Litúrgico. La Iglesia quiere que  se celebre esta fiesta con alegría universal, porque esta Maternidad Divina  ha  traído el gozo verdadero a toda la creación. Esta  Maternidad anunció el gozo verdadero a todo el mundo, porque de ella brotó el Sol de Justicia, Cristo Nuestro Señor.
Sin María, sin su Maternidad Divina, no habría razón ni fundamento para el gozo  ni la alegría en esta tierra miserable; sería sólo un mar de lágrimas, un valle de amarguras, un erial lleno de espinas y abrojos. Si cambia totalmente la faz de la tierra, es por ese Sol que la alegra, y que  brotó  como  fruto  riquísimo  de esa Maternidad de la Santísima Virgen. Por  eso  podemos  decir con certeza que María es: la «causa de nuestra alegría». 

eress...TU

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