LAS ULTIMAS COSAS:
LOS NOVISIMOS O POSTRIMERIAS DEL HOMBRE
BREVEDAD DE LA VIDA
Introducción
1. "Los minutos son largos; los años, breves". Aquel recuerdo, aquel éxito, aquella despedida...; parece que fue ayer, y ¡cuánto tiempo hace!...
2. Entra en tu corazón. A tu paso, oirás ya el levísimo crujir de hojas muertas - ilusiones apagadas, amistades desaparecidas...- Otoño de tu vida, aunque tengas veinte años.
3. Pero la vida en sí no es larga ni es breve. Ochenta años pueden estar vacíos, y los santos mueren tranquilos aun a los trece años...
4. La vida es breve frente a la vida eterna.
I. BREVEDAD DE LA VIDA
"La vida es una cuna, una cruz y una tumba" (Eva Lavalliere).
1. Una cuna.
a) Todo empezó a existir, excepto Dios. En el tiempo se da la primavera, que es el despertar de las posibilidades de la naturaleza.
b) En los imperios se da una primera dinastía, que encabeza su historia con una fecha.
c) En la vida del hombre se da una cuna. Hace cien años yo no existía. Luego no soy necesario para el mundo.
Hoy nos encontramos con la existencia entre las manos. Creemos que se nos debe como una herencia más. Pero:
a) Dios nos escogió entre infinitos seres posibles, que nunca existirán.
b) Pudo habernos hecho polvo del camino, una planta, un animal... Nos hizo hombres. Más aún: nos elevó hasta hacernos hijos suyos.
c) Nuestra cuna es de principes, de hijos de Dios. Pero no por eso deja de ser cuna. Un día hemos empezado a existir. ¿Qué significa esto? Que hemos empezado ya a morir...
2) Una cruz.
a) La cruz nos habla de sufrimiento, de dolor, de enfermedad. También nos habla del "Consummatum est" de Cristo.
b) Nuestra cruz es el espacio y el tiempo, porque no hemos sido hechos para ellos y atan nuestro espíritu.
c) Pero al fin de cada día y de cada obra nuestra podemos repetir con Cristo: "Todo se ha consumado". Cada vez falta menos para el sepulcro nuevo y la liberación total de la resurrección.
3. Una tumba.
3 -1. Perece el hombre.
Viajero que parte una vez y no sabe cuándo llegará. Pero a la vuelta de cualquier instante puede encontrar la muerte. Con el programa del día a medio hacer o cansados de la vida, hombres que llenaban el mundo con su fama o seres desconocidos... a todos llega la hora última.
3- 2. Perece la humanidad.
El mundo es un inmenso cementerio de imperios, de instituciones, de sociedades. Basta una guerra para tener que cambiar los mapas y añadir un capítulo último a la historia de muchos pueblos.
3-3. Perecen las obras de los hombres.
a) Recuerdos que el tiempo desmorona; ruinas que nos hablan de un pasado floreciente, en que unos hombres, como nosotros, luchaban y vivían. Todo pasó.
b) Respecto de mí mismo, ¿qué queda de mi vida, de mi tiempo pasado? "Trabajar para la nada" (Amiel), ¡qué terrible verdad para un pagano! Pero el cristiano trabaja para la eternidad.
II. LA VIDA ETERNA
"El hombre se encuentra demasiado cerca de su tumba para poder trabajar con la única perspectiva de su vida terrena". (Lacordaire).
¿Qué debemos hacer?
1. Empezar siempre.
a) La muerte no es la frontera de la nada. Más allá está la verdadera vida, ¿cómo nos preparamos?
b) Se nos pide el heroísmo de una gran decisión; de empezar una vez con toda la alegría. Nunc coepi. Desde ahora un nuevo sol alumbrará mi vida... Aunque tengamos que reconocer nuestro tiempo perdido; aunque al volver al camino veamos que otros ya han adelantado mucho. Tendremos que correr más, pero un viento de Dios empuja nuestras velas...
c) Después, empezar siempre, a cada instante. Responder a esa exigencia de renacer que hay en todo hombre. La victoria es del que lucha hasta el fin. Se nos manda sembrar, aunque antes de llegar el fruto nuevo tenga que ver- • un invierno de silencio, de fe y de esperanza...
2. Esfuerzo.
a) Las cosas cumplen su misión con estar simplemente. El hombre, no. Se le exige subir. Y para subir se necesita esfuerzo. Sólo para pecar y descender basta con dejarse llevar.
b) Cada instante de nuestra vida ha de ser pleno, total. Responder a las posibilidades de nuestra alma. Que pueda prolongarse en eternidad, donde todo será actuado, sin sombra de potencia.
c) La cruz nos da la gran lección de un esfuerzo supremo por elevar al hombre. Entre el cielo y la tierra, el Crucificado está en total tensión delante de Dios y de los hombres; con el alma despierta hasta el final... "Todo se ha consumado".
3. Aprovechar el tiempo.
a) Perece el hombre..., mas no por completo. El árbol cae en tierra, herido por el hacha del leñador, pero el ave desde sus ramas emprende el vuelo al cielo.
b) Perece la humanidad..., mas no para siempre. Un día tendrá que responder de sus actos delante del Juez Supremo.
c) Perecen las obras de los hombres..., mas no todas. Terrible tragedia presentarse con las manos vacías delante de Dios. Porque "nos siguen nuestras obras", pero sólo las que fueron hechas en gracia de Dios, por amor hacia El. Perder el tiempo no sólo es no hacer nada, sino, también trabajar en pecado.
CONCLUSIÓN.
1. La vida es breve, porque lo es todo lo que tiene fin (San Agustín). Las mismas cosas duran más que nosotros. Las estrellas, los montes, los ríos, los mares, nuestras mismas casas... ¡a cuántos hombres vieron!
2. Vivimos en el tiempo, pero para la eternidad. La muerte es tan sólo la línea para una inmensa suma de todas nuestras obras. En nuestra mano está que el resultado sea positivo.
3. El mundo pasa y pasa también su concupiscencia. Mas el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (jn., 2, 17).
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