SAN BRUNO FUNDADOR DE LA ORDEN
DE LOS MONJES CARTUJOS
dor de la orden religiosa contemplativa de los cartujos. San Bruno
fue el fundador del primer monasterio llamado "la Chartreuse".Fue
edificado en 1084 con la ayuda de otros seis compañeros,en unos
terrenos montañosos y solitarios, a pocos kilómetros de Grenoble
(Francia), que les había facilitado Hugo, obispo de esta ciudad.
Construyen cabañas de madera individuales que unen a la zona de
vida en común (iglesia, refectorio y sala capitular) a través de una
galería, también de madera. El lugar elegido no fue muy acertado
por la cantidad de avalanchas de nieve que soportaban, así que u-
no de los sucesores de San Bruno, Guido I,trasladó la comunidad
algo más abajo de la gran montaña y fundó La Grande Chartreuse.
http://es.wikipedia.org/wiki/Bruno_I_de_Colonia
BIOGRAFIA DE SAN BRUNO
La Grande Chartreuse, en Isère (Francia)
Entrada principal de La Gran Cartuja
MONASTERIO CARTUJA
El monasterio cartujo tiene la particularidad de contar con nombre propio;un monasterio de la orden religiosa de los cartujos se llama
Cartuja. Proviene de Chartreuse (del latín Cartusia),que es el nom
bre de un valle en el macizo alpino al norte de Grenoble en donde
San Bruno fundó la primera casa Cartuja.
http://es.wikipedia.org/wiki/Monasterio_cartujo
Plano de la cartuja de Clermont en Francia,
según Eugène Viollet-le-Duc.
BRUNO nació en Colonia Alemania en 1030. Etimológicamente
su nombre proviene y significa:“fuerte como una coraza o arma-
dura metálica”(Brunne,en alemán es coraza). En Colonia hizo
sus estudios elementales hasta que se marchó a Reims para perfec
cionarlos. El obispo lo nombró en seguida su canciller. Con la hon
radez como estandarte, tuvo la valentía de denunciar al obispo por
que había dado dinero a quien lo eligiese. Cogido “in fragranti”,
quiso ofrecerle el cargo. Bruno no lo consintió. Además, el joven
andaba inquieto y notaba que su corazón estaba algo vacío. Una
vez que salió de la crisis,se entregó por entero a Dios. Contaba ya
52 años cuando,de pronto, y después de muchos años de enseñan
zas espirtuales por La Galia, vendió lo que tenía y se fue con algu-
nos amigos a vivir en soledad cerca de Reims como monje al mo
nasterio de San Roberto en Molesmes. Pero luego sintió que aun-
que allí se observaban reglamentos muy estrictos, sin embargo lo
que él deseaba era un silencio total y un apartamiento completo
del mundo.Por eso dispuso irse a un sitio mucho más alejado. Iba
a hacer una nueva fundación.
Salve Regina cantada por los monjes de La Gran Cartuja
San Hugo, obispo de Grenoble, vio en un sueño que siete estrellas
lo conducían a él hacia un bosque apartado y que allá construían
un faro que irradiaba luz hacia todas partes. Al día siguiente llega-
ron Bruno y seis compañeros a pedirle que les señalara un sitio
muy apartado para ellos dedicarse a la oración y a la penitencia.
San Hugo reconoció en ellos los que había visto en sueños y los
llevó hacia el monte que le había sido indicado en la visión. Aquel
sitio se llamaba Cartuja, y los nuevos religiosos recibieron el nom-
bre de Cartujos.
Bruno y seis compañeros ante San Hugo Obispo.
San Bruno redactó para sus monjes un reglamento que es quizás el más severo que ha existido para una comunidad. Silencio perpe
tuo. Levantarse a media noche a rezar por más de una hora. A las
5:30 de la mañana ir otra vez a rezar a la capilla por otra hora, to-
do en coro. Lo mismo a mediodía y al atardecer.Nunca comer
carne ni tomar licores. Recibir visitas solamente una vez por año.
Dedicarse por varias horas al día al estudio o a labores manuales
especialmente a copiar libros. Vivir totalmente incomunicados con
el mundo. Es un reglamento propio para hombres que quieren ha-
cer gran penitencia por los pecadores y llegar a un alto grado de
santidad.
San Hugo y San Bruno
San Hugo llegó a admirar tanto la sabiduría y la santidad de San Bruno, que lo eligió como su director espiritual, y cada vez que po
día se iba al convento de la Cartuja a pasar unos días en silencio y
oración y pedirle consejos al santo fundador. Lo mismo el Conde
Rogerio, quien desde el día en que se encontró con Bruno la pri-
mera vez, sintió hacia él una veneración tan grande, que no dejaba
de consultarlo cuando tenía problemas muy graves que resolver.
Y aun se cuenta que una vez a Rogerio le tenían preparada una
trampa para matarlo, y en sueños se le apareció San Bruno a de-
cirle que tuviera mucho cuidado, y así logró librarse de aquel peli-
gro.
Papa Urbano II
Por aquel tiempo había sido nombrado Papa Urbano II, el cual de joven había sido discípulo de Bruno, y al recordar su santidad y su
gran sabiduría y su don de consejo, lo mandó ir hacia Roma a que
le sirviera de consejero. Esta obediencia fue muy dolorosa para él,
pues tenía que dejar su vida retirada y tranquila de La Cartuja pa-
ra irse a vivir en medio del mundo y sus afanes. Pero obedeció in-
mediatamente. Es difícil calcular la tristeza tan grande que sus mon
jes sintieron al verle partir para lejanas tierras. Varios de ellos no
fueron capaces de soportar su ausencia y se fueron a acompañarlo
a Roma. Y entonces el Conde Rogerio le obsequió una finca en
Italia y allá fundó el santo un nuevo convento,con los mismos regla
mentos de La Cartuja. Los últimos años del santo los pasó entre
misiones que le confiaba el Sumo Pontífice,y largas temporadas en
el convento dedicado a la contemplación y a la penitencia.Su fama
de santo era ya muy grande.Murió el 6 de octubre del año 1101
dejando en la tierra como recuerdo una fundación religiosa que ha
sido famosa en todo el mundo por su santidad y su austeridad y
de cuyo exponente existe en Burgos uno de sus mejores comple-
jos conventuales; La Cartuja de Miraflores.
San Bruno en su lecho de muerte.
eress...TU
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